lunes, 7 de abril de 2008

LA MAMA FIA
La Mama Fía era bajita, blanca sonrosada y de ojos chiquitos claros. Usaba el pelo corto, más corto que el resto de sus hermanas. Su pelo era liso y grisáceo. Cuando se sonreía era el rostro de Omar, su hijo.

Nos dejaba entrar a su cuarto y nos contaba historias de la Mama Chica y de cómo era la vida en La Concha antes que nosotros naciéramos.

Sus manos eran pequeñas y ágiles, Con ellas elaboraba, usando unas agujas particulares, bellezas de Fribolité que son unas florcitas de hilo de seda que guardaba celosamente en una caja redonda. Hacía cuellos de Fribolité con una gracia inaudita.

Su casa era enorme y tenía un jardín que cuidaba con un esmero especial. Su enramada era de flores rosadas a veces, otras veces era de flores amarillas. Cultivaba jazmines que cuando florecían daban un olor especial a toda la calle. Nosotros tomábamos los jazmines para guardarlos en libros y dentro de los corpiños para andar olorosas.

Estaba casada con el papa Uriel Carrasquilla, hombre de armas tomar. El era alto, delgado y con el pelo castaño claro como rojizo. Con un carácter duro pero cuando uno lo conocía era todo una dulzura. Con su marido tuvo cinco hijos: Uriel, Nelda (Nena), Oscar, Omar y Lesbia.

Los ojos de su cara eran sus hijos y nietos. Dos de sus hijos vivían en el exterior, en los Estados Unidos desde muy pequeños. Ella guardaba fotos de sus nietos y nietas y de cada uno contaba su propia historia. Cuando la tía Nena se regresó a vivir a La Concha nos dejaba oír música y solamente comentaba que la música actual no era en el mismo ritmo de la que ella había escuchado de joven.

En el patio había un ciprés. Para Navidad nos regalaba ramas para hacer árboles navideños con los adornos que nosotros preparábamos o que Hermida, mi hermana había realizado.

Amaba a todos sus nietos, pero tenía predilección por Omarcito, Arielito, María Sofía y Mariel porque tal vez habían vivido algún tiempo con ella. También disfrutaba de los chistes de Omar, su hijo y de la forma en que éste se burlaba de todo,

La Mama Fía vivía en un constante aprendizaje a través de las actividades de sus hijos. Estuvo muy ligada a todas las innovaciones electrónicas.

Su legado es de amor y de estoicismo. Vivió la muerte de Mama Chica, la de todas sus hermanas y de dos de sus nietos más queridos. Tuvo el privilegio de que todos la quisiéramos y de que su marido y sus hijos la sobrevivieran.